Vanishing Memory Log

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[La poda: ]

Siempre confundo atención con energía. Tal vez porque la ejecuto con diferentes intensidades, desde la vaga percepción de lo que sucede a la fascinación por algo o alguien que se filtra hasta los sueños. A decir bien no se si la ejecuto o se ejecuta en mi, pero en cualquier caso tiene un coste. Solía pensar que la curiosidad - a veces la confundo también con eso - era un regalo, un acontecimiento fortuito, algo irremediable. Ahora entiendo el precio mientras miro las ramas de este árbol que agoniza. No existe un motivo racional para asociar mi suerte a la suya, pero no dejo de hacerlo. Mi atención o desatención lo han llevado al extremo. Y él contraataca cuidando sus necesidades, pragmático. Ha desarmado palcos de hojas, mutilado las ramas más externas y ha permanecido así por semanas, apenas vivo o más vivo que nunca. Mientras mi interés crecía. Atención, energía, interés, tiempo, precio. Al arbolito poco le importan los sinónimos y las transacciones, le imagino concentrado en lo suyo. Esta mañana, mientras removía estos pensamientos en círculos concéntricos, como hago siempre; ha empujado dos pequeñas hojas a la luz. Una inspección más atenta revelaba decenas de yemas verdes, brillantes, ejemplares. Y un orgullo extraño se ha adueñado de mi, lo va a conseguir, no hay duda. Parece que la fórmula es decidir lo que abandonar y concentrar la energía, porque dedicarle tiempo a algo, a alguien, a uno mismo, es tal vez el mayor de los regalos posibles, pero para quien lo entrega, siempre tiene un precio. Es hora de podar ramas.