Vanishing Memory Log

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[El narrador indeciso]

Cuando entras, al cabo de unos pasos te acostumbras a la nueva gravedad, el aire es denso, cortante al principio. Se abre ante ti una calle única que gira en una curva amplia que no dejar ver más alla, pero no importa, unos metros más adelante si miras atrás ya no recuerdas ni cómo era la entrada, todo es una bruma. Sabes que algo fue, pero no cómo.

No se puede volver atrás, eso se sabe, se siente, desandas el paso y todo es diferente, simplemente es imposible, así es como están las cosas.

Se camina siempre en círculos en esta ciudad, apenas unas calles cortan la espiral, no es fácil percibirlas, las que hace unos días estaban abiertas ahora están tapiadas, se esconden detrás de una densa vegetación. Es necesario recorrer el laberinto muy atento. Pero todos los viandantes, la mayoría, caminan absortos en las cosas más triviales. La mayoría son los que observa el espectador desde fuera, desde arriba, desde otra ciudad, desde la condescendencia. La mayoría llevan sacos atados a la cintura a los que van añadiendo peso. Objetos. Páginas. Piedras.

Y hay puertas, muchas puertas en cada calle. Puertas de cristal, de madera de colores, de acero, soberbias y humildes. Casi todas cerradas. Mi juego es intentar averiguar cuál está abierta y observar dentro. A veces tengo suerte.